Barranquilla. El jugador jugó en el club rojiblanco hasta 2013.
Jaider Romero le ganó en las últimas horas un ‘partido legal’ a Junior, luego que saliera a su favor la demanda que le impuso hace unos años al club barranquillero ‘por despido sin justa causa’, ya que el futbolista argumentó que lo echaron estando lesionado.
El exfutbolista le hizo juicio a Junior por un contrato de trabajo, entre el 1 de enero de 2007 y el 31 de diciembre de 2017, cuyo salario nominal era de $1.566.300 y que dejó de pagarse en 2014.
Su último partido con el equipo fue el 14 de septiembre de 2013, cuando fue titular en el empate 1-1 contra Cúcuta Deportivo en el estadio Metropolitano.
El cesarense solicitó el pago por el reajuste salarial, la seguridad social integral, las cesantías, la indemnización moratoria y todo lo que no recibió desde el instante de la terminación del contrato hasta que se efectúe el reintegro, ya que en su momento quería volver a la institución a jugar.
En las últimas horas se conoció que el Juzgado Octavo Laboral del Circuito de Barranquilla falló a su favor en primera instancia. “Mediante sentencia del 16 de julio de 2019 condenó a Junior a pagar salarios desde el primero de junio de 2014 al 31 de diciembre de 2017 por valor de $172.000.000”.
Además, por reajuste de las cesantías causadas del 1° Radicación n.° 96993 SCLAJPT-06 V.00 3 de junio de 2014 al 31 de diciembre de 2017 Junior deberá pagar $14.000.000.
Igualmente ordenó el reintegro de Romero “al mismo cargo o a uno similar o de mayor rango del que venía desempeñando”.
Romero, quien actualmente vive en Valledupar, tiene 41 años y ha venido trabajando con una escuela de fútbol.
El jugador, luego de aquel partido con Cúcuta, le manifestó al cuerpo médico de Junior que no soportaba una molestia en su espalda. Explicó que terminó con una sobrecarga en los músculos de la cadera por haber seguido jugando con una luxación en uno de los dedos de su pie izquierdo.
Días después comentó que en una resonancia que le hicieron le salió que tenía una desviación en la columna y le diagnosticaron que no podía volver a jugar fútbol. Romero siguió presentándose a los entrenamientos, haciendo trabajos diferenciados con los médicos, hasta el día que el club le rescindió el contrato.