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Antioquia. El presidente del Concejo de Itagüí es el invitado a Esta es mi Historia.

Por: Ronald Soto Toncel.

Acompañando a sus padres a atender la cafetería en el Polideportivo municipal de Itagüí cuando apenas era un niño que empezaba a definir sus gustos, Cristian David Osorio Agudelo se enamoró del fútbol.

Contrario a la mayoría, él no quería marcar goles, deseaba evitarlos. Pero con 14 años tuvo la sinceridad y madurez para reconocer que sus manos no le ayudarían para cumplir el sueño de ser futbolista profesional. Y a esa edad también supo que tenía el liderazgo necesario para ayudar a que otros que fueron premiados con más talento sí pudieran llegar a la élite.

Desde entonces eso ha hecho, primero como entrenador, también desde el sector dirigencial, igualmente como servidor público y desde hace tres años como concejal de su querido municipio natal.

Fue también en el Polideportivo donde descubrió la política, esa que lo atrapó y hoy lo tiene como concejal, siendo un gran defensor del deporte, y que lo hace soñar con llegar a cargos superiores que nos contó al ser el invitado a Esta es mi historia.

¿Quién es Cristian David Osorio Agudelo?
Un itagüiseño de 38 años formado en deportes, que fue siempre la herramienta que a través de mi proyecto de vida encontré para alcanzar sueños y metas. Soy graduado del Politécnico Jaime Isaza Cadavid como profesional en deporte. Me gustó combinar el tema deportivo con la política porque ha sido también pasión. Por eso me formé en derecho de la Universidad de Sabaneta e hice una especialización en gestión pública, todo ello está interconectado con la finalidad de alguna vez servirle a la ciudad. Y bueno, la vida me dio la oportunidad de hacerlo desde hace 3 años siendo concejal. Antes de eso era servidor público como subgerente del Instituto de Cultura, Recreación y Deporte. Y antes de eso fui contratista de la Secretaría de Deportes en diversas labores. También trabajé en el equipo profesional Águilas Doradas, que en su momento se llamó Itagüí Ditaires. A partir de ahí como familia soy el mayor de tres hijos, somos cinco los que componemos ese núcleo principal y orgulloso justamente de tener esa formación en valores a través de mis padres, que con su dedicación y trabajo arduo y duro me mostraron cómo era la manera para poder prosperar. 

¿Si yo le digo empanadas, buñuelos, jugos, cafetería, eso está directamente asociado al fútbol y su vida en general?
Sí. Es que hoy a hablar de gaseosas, empanadas y buñuelos es mencionar con lo que mi familia pudo tener vida, con lo que pudo prosperar, porque a través de esos productos, que mis papás los venden en una cafetería, nosotros pudimos llevar el plato de comida a la casa, tener un techo, tener un hogar. Y gracias a Dios, justamente esa labor de tendero, hacerlo dentro de un polideportivo, fue lo que nos permitió ver el deporte como una forma correcta de inversión del tiempo libre y cogerle pasión a un balón, a una raqueta, porque también tenemos afinidades con el tenis. Y por ello también decidimos que el deporte podía ser nuestra mejor herramienta para transformar vidas. No solamente es la propia, a través del deporte hemos transformado muchas vidas, porque siendo entrenador o directivo de fútbol en algunos clubes que he tenido la posibilidad de estar a nivel aficionado, deportistas como Jeison Medina, Jonathan Marulanda, Miguel Moreno Ampudia, entre otros, pasaron por nuestras manos. Jugadores como Sebastián Gómez y Brayan Rodas, en Leones, hicieron parte de nuestros procesos y por eso puedo decir que el deporte sí nos ha permitido transformar vidas. 

¿Le tocó trabajar en su niñez?
Pero lo hacía simplemente por ayudar a mis padres, no porque fuera una imposición ni mucho menos una obligación. La verdad, mis padres siempre nos entregaron a mis hermanos y a mí todo lo que necesitábamos para vivir bien. Pero también nos enseñaron que cuando uno quería un poquito más, darse gustos y demás situaciones, había que trabajar para conseguir el dinero, porque el dinero que se regala no se valora. Entonces madrugábamos a trabajar, a acompañarlos a vender los desayunos y los almuerzos, porque en esas épocas se atendía con esa alimentación a las empresas circundantes del Polideportivo. Con eso también logramos entender que el esfuerzo del trabajo da buenos réditos si uno lo hace de manera correcta.

¿Cómo le fue a usted en su etapa de jugador?
Como jugador, flojito, digamos que tirando a malito. Era arquero de fútbol y a los 14 años entendí que el deporte era muy importante, pero al nivel que yo lo quería hacer, que era de alto nivel, no iba a ser siendo jugador. Comprendí que lo podía hacer siendo técnico o directivo. Creo que fue una buena decisión porque en el año 2010 la vida me dio la oportunidad de ser el gerente deportivo de Águilas Doradas para su época como Itagüí Ditaires. Y con esa institución logramos el ascenso ganándole en la final al Deportivo Pasto aquí en Itagüí. Es de los recuerdos más emocionantes, porque ver nuestro estadio lleno y ver a la tribuna celebrando un ascenso son recuerdos que fácilmente no se olvidan. Obviamente hay muchos otros recuerdos de títulos a nivel departamental e intermunicipal que han sido con nuestros seleccionados, que también nos llenan de mucho orgullo, porque hemos mostrado que una buena gestión desde la parte técnica y directiva da muy buenos resultados, porque se le dan las herramientas a los deportistas para poder lograr títulos y lograr medallas para la ciudad. 

¿Qué hizo cuando dejó de entrenar?
Cuando dejé de entrenar fútbol inmediatamente pasé a ser técnico. En esas épocas mi hermano Santiago jugaba en un equipo que se llamaba Transportes Velásquez. El señor Jairo organizó ese club para tener un equipo alrededor de su hijo. Le dije al señor que si quería permitirme trabajar de su lado para ayudarle con todo ese tema deportivo y él me lo permitió. Tendría yo 14 o 15 años, entonces colgué los guayos y como se dice por ahí me acosté jugador y me levanté técnico. Entendí que sí era lo que me apasionaba y me gustaba. Era muy temperamental, con un carácter muy fuerte, lo que al principio me generó algunas dificultades. Pero a través del saber y al recordar una frase que me dio un técnico aún siendo jugador, el profesor Raúl Muñoz en San Lorenzo, un equipo de Envigado, alguna vez me dijo que cuando quisiéramos ser técnicos primero nos volviéramos amigos de los jugadores, que después de ser amigo del jugador, el jugador se iba a encargar de ser el que te respaldara dentro de la cancha para lograr buenos resultados. Que cuando uno era amigo del deportista nunca iba a tener problemas para manejar un equipo y que si un equipo se manejaba bien, normalmente iba a tener buenos resultados. Ese consejo me sirvió para toda la vida porque si algo tengo hoy, gracias al fútbol, es amigos. Y eso me lo dejó ser una persona cercana a ellos, al escuchar sus necesidades, sus vivencias, su día a día, porque los jóvenes en todo momento requieren quién los escuche y los guíe para tomar decisiones adecuadas y correctas de acuerdo a sus necesidades o a sus deseos de proyección.

¿En los estudios cómo le iba?
Muy bien, siempre fui muy juicioso. Yo soy graduado del José Félix de Restrepo, una institución pública ubicada en Medellín y de un nivel educativo muy alto. Tengo mucho que agradecerle en mi formación a esa institución. La verdad no fui ni de los vagos, ni de los perezosos ni de los indisciplinados, por el contrario, la vida me dio la oportunidad de ser monitor general dentro del colegio y con eso tuve la posibilidad de seguir formándome en ese liderazgo. También tenía la posibilidad que como jugaba fútbol, allá sí tenía un nivel que era bueno, entonces tenía la posibilidad de que los demás deportistas, compañeros del salón, me acompañaban y me apoyaban en todas las labores que hacíamos académicas dentro de nuestro salón. 

¿Tras darse cuenta que no le alcanzaba para ser futbolista profesional, en qué momento decidió estudiar algo relacionado con el deporte?
Toda familia paisa, que somos muy de costumbres arraigadas a la tradición, me imagino que la mayoría contamos la historia de mi generación, que pasamos por la Universidad de Antioquia presentando el examen que prácticamente en esas épocas nadie pasaba, en mi caso para Medicina. Me presenté a Medicina y mi segunda opción era la Licenciatura en Educación Física. Entre 6000 quedé de 400 y los cupos eran 100, entonces no pasé. Y al ver que en Licenciatura en Educación Física tampoco logré ingresar, entonces me puse a buscar qué podía hacer, algo que fuera justamente en esa misma línea, que fuera en una universidad más cercana, que obviamente iba a generar un gasto en la familia porque había que pagar los semestres, pero que siguiera siendo parte de mi pasión.

¿Qué encontró?
En el Politécnico Jaime Isaza Cadavid me mostraron dos opciones: Licenciatura en Educación Física y Profesional en Deporte. Como mi deseo siempre fue competir, entonces no elegí la Licenciatura, porque entendía que era un enfoque diferente al que yo quería, y me decidí por Profesional en Deporte. Y la vida me dio la oportunidad desde los 18 años de estar trabajando. Y con eso pude solventar mi carrera y poder hacerlo de manera teórico y práctica al mismo tiempo, mientras iba desarrollando las materias en la universidad las iba aplicando siendo técnico de fútbol en clubes aficionados de la ciudad. Después trabajando para la Secretaría de Deportes, luego para Itagüí Ditaires y así sucesivamente en diversas líneas. Incluso en el sector privado trabajé para un contratista de galletas Noel, lo que hoy es Nutresa, como entrenador de los hijos de los empleados de esta empresa. He tenido siempre esa posibilidad de estar en el medio del deporte y por eso yo te digo que fue una gran decisión, porque hoy que tengo 38 años no puedo decir que algún día haya acabado sin trabajo, por el contrario, siempre he tenido la posibilidad de estar ocupado haciendo lo que más me gusta. 

¿De esa etapa como entrenador lo que más recuerda es cuando ayudó a finalizar esa sequía de casi dos décadas sin títulos de Itagüí?
Sí, esa es la Selección departamental. Itagüí la última vez que había ganado era en 1997 cuando fue sede de esos Juegos Departamentales, donde justamente fue la última vez que acabamos campeones generales. Esa era la camada de Roberto Carlos Cortés y Jorge Horacio Serna, que fue liderada por Pedro Pablo Álvarez, un referente del fútbol aficionado que sacó una gran cantidad de jugadores al fútbol profesional, principalmente en Atlético Nacional. Después de ese año pasaron hasta el 2013 en Yarumal, cuando de la mano de Javier Arango, otro histórico de la ciudad, el segundo deportista que más veces ha vestido la camiseta del Medellín, con él logramos ese título. Ya ahí con deportistas de una generación que le dieron muchas alegrías a la ciudad. A partir de ahí logramos cuatro o cinco títulos casi que ininterrumpidos de Juegos Departamentales, logramos títulos ininterrumpidos del zonal de la final Intermunicipal, donde cuando arrancamos con ese proceso teníamos dos títulos. Hoy hablamos de nueve. Hoy somos una de las dos selecciones más ganadoras a nivel departamental de este torneo tan importante que realiza la Liga Antioqueña que se le denomina el Mundial de los Pueblos.

¿Por qué no siguió la carrera de entrenador?
Porque sentía que mi labor estaba enfocada en otra línea. Yo creo que hay que saber diferenciar entre la pasión y la necesidad de lo que es lo correcto para un proyecto de vida que uno quiere enfocar. Y la política también me apasiona. Y cuando entendí que a través de la política podía ayudar a muchas más personas, dije: ‘creo que va a ser por este lado’. El tema del fútbol profesional, y ser técnico en Colombia, es para escasamente 36 personas. Y de esas 36 personas no necesariamente todos son colombianos. Entonces en un gremio tan pequeño hacer esa fila se podía complicar y yo sentía que podía aportarle más a mi familia y a mi proyecto de vida desde otras líneas. Por eso decidí que la parte directiva iba a ser lo que me mostrara el camino donde yo quería llegar y sigo insistiendo, aunque con errores y tropiezos, creo que fue la decisión correcta cuando la tomé. 

¿Cómo fue la experiencia como subgerente de Fomento Deportivo del Instituto de Cultura, Recreación y Deporte de Itagüí?
Cuando llego en 2020 a ser subgerente del Instituto de Fomento Deportivo, que es la línea de alta competencia hacia el alto rendimiento de la ciudad, lo primero que me encuentro es pandemia. Justamente arrancamos con esa situación tan compleja que le tocó vivir al mundo y nos llevó a reinventarnos; cómo dar deporte sin estar unidos, cómo preparar los deportistas para unos Juegos Departamentales a través de una cámara, porque fueron virtuales en ese año; cómo ofertarle a la comunidad todas las actividades deportivas a través de una cámara y que las personas en sus hogares pudieran tener la posibilidad de hacer deporte y no quedarse quietos encerrados. Por eso también mandamos a los barrios a los diferentes instructores del Instituto con un programa que se llamó cuadras activas y saludables, para que con un bafle, con un micrófono y con ocho o 10 personas estuvieran en todos los barrios haciendo deporte. Después de superar esa situación pandémica nos enfocamos en lo que siempre fue nuestro deseo de fortalecer el deporte a través de la planeación, a través de personal idóneo que nos ayudara a construir a mediano y largo plazo, porque la idea no solamente era en el corto plazo. En esos Juegos Virtuales logramos ser subcampeones departamentales detrás de Medellín. Al año siguiente tuvimos la posibilidad de tener unos Juegos con una buena figuración y nos empezamos a preparar para ser los locales de los Departamentales de 2022, que los preparamos, nos metimos de lleno en esa gran responsabilidad, pero que justamente en ese año la vida toma la decisión de que yo debo apartarme del sector deporte y paso a ser concejal de la ciudad el 27 de junio. 

¿Ese gusto por la política cuándo se le despertó?
Es muy gracioso que todo se conecte alrededor del Polideportivo de Itagüí. El Polideportivo en mi época de niñez era el centro electoral más importante de la ciudad, o sea, era donde iban a votar más personas en jornadas políticas. Me generaba dudas qué era lo que pasaba en esa placa polideportiva que se llenaba de mesas, todo ese domingo entraba y salía gente. Y me gustó escuchar cuando hablaban de quién ganaba, quién perdía, qué concejal lograba la curul o cuando eran las elecciones parlamentarias y presidenciales. Entonces el tema de la política también ha sido en ese lugar, ver lo que sucedía en esas jornadas electorales me despertó ese deseo de entender más la política y alguna vez le dije a mi papá que quería ser parte de un equipo político. A los 16 años me presentó un concejal y con él empecé a vivir ese nuevo momento de la política, ya no desde afuera sino desde adentro. Y desde adentro con el deseo de servir, de ayudar y de darle voz a las ideas. Eso siento que es la política, pasar de simplemente querer a poder a través de la palabra y con la palabra a las acciones. 

Cuéntenos la historia de la petición que hizo en Cancún y se le cumplió para llegar al Concejo...
El 22 de abril de 2022 estuve con un grupo de amigos en Cancún (México). Nos fuimos varias personas cercanas, amigos que trabajamos en el Instituto y decidimos hacer una excursión a Cancún . Yo tengo familia allá, una prima vive hace más de 10 años y ella me dijo: ‘vos sos muy de fe, deberías ir a visitar el Santuario de la Virgen Desatanudos’. Yo no lo conocía, siempre fui muy de fe, soy muy mariano, pero tenía la cercanía a la Virgen de Guadalupe. Invité a mis amigos a que hiciéramos un plan de ir allá. Cuando voy a ese lugar encuentro que la tradición religiosa es que cuando entras a ese Santuario te entregan un listón blanco y en ese listón usted puede hacer la petición. La petición que yo hice fue justamente que la Virgen me permitiera cumplir el deseo de ser concejal, ya que el año siguiente nuevamente había elecciones. Eso fue por abril y dos meses después de las coincidencias, o diosidencias de la vida, llega la noticia de que por la renuncia de un compañero mi curul se abre por la posición que había tenido en las elecciones anteriores, que había sido tercero en una lista de 17 que había tenido la posibilidad de tener dos concejales. Entonces en abril le pido a la Virgen que me conceda ese sueño y en junio se me da la oportunidad de lograrlo.

¿Qué cosas había visto desde su niñez que hubiera querido aportar y lo consiguió en el Instituto o desde el Concejo?
El tema del reconocimiento al deportista. Y por eso cuando usted me decía lo de la visibilidad eso es lo que yo siento que el deportista aficionado más requiere, más necesita y más quiere, porque el ser triunfadores en el silencio o el ser triunfadores invisibles, aunque le da ese orgullo propio a la persona que lo alcanza, no le permite que otros puedan llenarlo de elogios como se lo merece, porque ser ganador en el deporte requiere una cantidad de aristas muy difíciles. Es madrugar, trasnochar, es el esfuerzo, el sacrificio, la dedicación, perder días de familia y de compartir con amigos por estar enfocado preparándose para una competencia. Entonces siempre entendí que teníamos que impulsar más apoyo, más acompañamiento, el fortalecimiento en los servicios que le presta el sector público a los deportistas que tienen talento. Siempre pensé que esos deportistas de mayor capacidad fueran acompañados para que logren cumplir ese proyecto de vida, porque siempre se cree que el único deporte que da futuro es el fútbol y no es así. Recuerdo que en Yarumal, en unos Juegos Intercolegiados en 2021, me tocó acompañar al deportista Gerónimo Pino, que a través del judo le vi todas las condiciones. Su padre era el profesor, entonces se veía también muy interesante esa fotografía de ver al papá dirigiendo a su hijo. Hoy es selección Colombia de judo, ya fue campeón panamericano de la juventud en Buenos Aires y ahora está en ciclo olímpico para los próximos Juegos Olímpicos de Los Ángeles. Y asimismo he podido ver en Sara Suárez una luchadora, en un joven Matías que también fue luchador que hoy vive en Italia. Por eso entendí que esa era la misión, abrir campo en otras disciplinas deportivas, apoyar a los deportistas y apoyarlos en sus competencias, darles ayudas económicas, darles ayudas a través de empresas que se puedan sumar a sus sueños. Esa ha sido nuestra labor desde lo público, desde lo privado y desde lo personal para potenciar a los deportistas. Ahí está el deseo de nosotros de entender que si uno los apoya, ellos pueden tener más facilidad de poder lograrlo. Y ver a estas personas cumplir esos sueños es decir que hemos hecho una tarea que ha valido la pena. 

¿Entonces con usted está garantizado el apoyo al deporte?
El tema del decir para el hacer es un espacio muy grande que siempre hay que recorrer. La ciudad se ha transformado de manera positiva en infraestructura deportiva y eso ha permitido que muchos más talentos se puedan encontrar. Sin negar que muchos de esos también están en el talento de los profesores. Por eso uno reconocer que profesores como John Henry Orozco y José Miguel Duque, que han sido los profesores de los últimos años de lucha en Itagüí, han sacado del corregimiento a muchos luchadores para que no entren en caminos de violencia o en decisiones erróneas y los han puesto en el deporte para que triunfen, para que logren becas, ser selecciones Antioquia para que los vean en selecciones Colombia. Eso es lo que hoy es Itagüí, una transformación positiva de la cual nosotros hacemos parte, de la cual estamos orgullosos y de la cual esperamos seguir siendo los más importantes impulsores, porque somos unos convencidos de que el deporte sí transforma vidas, que logra el fortalecimiento en el tejido social. 

¿Qué más le gustaría hacer?
Tengo dos dos ideas a futuro o podemos decir que hasta tres. Una, cerrar mi ciclo político, dejar que otros liderazgos lleguen a seguir impulsando nuevas ideas porque siento que la política necesita que haya variedad en quienes lideren. La idea mía no es quedarme eternamente como concejal. Obviamente todo depende de la voluntad de la ciudad, del pueblo, pero en el caso mío quiero terminar este periodo y ver si necesito uno más. Si llegara a tomar la decisión de uno más, sería el último con absoluta seguridad. A partir de ahí soñar con unos cargos superiores, soñar con ser alcalde, soñar con llegar al Congreso de la República, me parece muy llamativo para mi proyecto de vida, pero no es lo único. También siento que como abogado me gustaría en algún momento ejercer desde el sector privado. Me gusta mucho el derecho penal, siento que también podría ser una línea para mi vida donde pueda cerrar el espacio en el sector público y dejar mis banderas a otras personas como mi hermano, que también se guía mucho de lo que hemos construido juntos, y un grupo de amigos que saben qué es lo que nosotros queremos hacer y qué es lo que hemos hecho por la ciudad para que esa huella no se apague si nosotros en algún momento nos retiramos. Entonces el tema del derecho sería una segunda opción y una tercera ir a buscar cambios radicales en la vida fuera del país. Pero a hoy todavía no tenemos nada certero sobre esas tres opciones. 

¿Y entre el Congreso y la Alcaldía de Itagüí qué es lo que más le llama la atención?
La Alcaldía, totalmente. Yo soy un apasionado por mi ciudad y me gustaría antes de llegar a un tema nacional poder cerrar un ciclo a nivel municipal, entregando todas las buenas ideas que creo que tengo para seguir potenciando lo que ya hoy es Itagüí, porque soy muy orgulloso de lo que hemos trascendido en estos 13 años de un grupo político que verdaderamente logró que nuestra ciudad saliera de un atraso de más de 30 años y se convirtiera en un ejemplo de ciudad para el país a través de su pacificación, de los cambios y las transformaciones educativas y deportivas como eje principal, igual que apoyado en la seguridad para ser un territorio muy próspero y que le da una calidad de vida importante a sus ciudadanos.

Volviendo al fútbol, ¿su corazón es rojo?
Muy rojo, de familia. Mi abuelo, mis tíos, mi padre, mis hermanos, todos somos hinchas del Medellín. Mi familia paterna toda es del DIM y desde muy niño me llevaban al estadio Atanasio Girardot y nos íbamos todos en gallada, tíos, primos y abuelos a ver jugar al Medellín. Y sí es cierto que desde la tristeza de las muchas derrotas, pero también desde el divertirnos a través de compartir en familia un espacio que era bastante agradable cuando íbamos al Atanasio en familia, a almorzar a las afueras del estadio, a esperar que llegara la hora del partido y a la compañía de los papás y los tíos a que se tomaran sus cervezas en el momento de hablar de lo que había sido la victoria o la derrota del partido que acabamos de vivir.

¿Quién ha sido su máximo ídolo del DIM?
Luis Barbat, el arquero uruguayo de la época cuando apenas empezaba a vivir el fútbol. Ese es el arquero que más me ha gustado del Medellín, entendiendo que David González puede ser el más triunfador a través de títulos. 

¿Cómo le gustaría que lo recordaran?
Como una persona que a través del deporte transformó vidas.

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