Colombia. El actual concejal de Medellín nos contó su historia.
Por: Ronald Soto Toncel.
Quiso ser futbolista profesional, pero la cruda violencia que se vivía en Medellín durante la etapa en la que estuvo en las divisiones menores de Atlético Nacional lo alejó de ese sueño. Sin embargo, años más tarde terminaría quedando en la historia del club de sus amores, no pateando el balón, pero sí liderando a los jugadores y entrenadores que alcanzaron el máximo sueño continental.
Quiso ser arquero, como el ídolo nacionalista René Higuita, aunque sus condiciones futbolísticas se adaptaban más como defensor central. No se destacó con las manos como futbolista, pero sí le sirvieron para hacerlo en el deporte, pues llegó a ser integrante de la Selección Colombia de Balonmano.
Además, con sus manos también ayudó a construir la etapa más gloriosa de su amado Nacional, haciendo realidad sueños propios al mismo tiempo que hacía realidad los de muchos hinchas al verlo, con sus manos, levantar muchos títulos, entre esos la anhelada Copa Libertadores.
El actual concejal de Medellín es el presidente más ganador de Nacional con 11 títulos: una Copa Libertadores, 5 Ligas, 3 Copa Colombia y 2 Superliga.
¿En qué momento empieza el deporte a ser parte de la vida de Juan Carlos de la Cuesta?
Yo creo que el fútbol desde muy niño, pues digamos ya pateando un balón en las calles en Santa Mónica, donde vivía, donde nací y crecí y estuve gran parte de mi vida. Eso siempre estuvo con nosotros, jugando desde las canchas de arenilla hasta en las de grama, o en la calle, donde colocábamos piedras como arco, esquivando los buses y los carros. Entonces ahí empieza el amor por el fútbol y por el deporte como tal.
¿En qué posición jugaba en el fútbol?
Yo empecé de delantero, después jugaba de creativo y terminé de central ya cuando fui creciendo y teniendo una mejor estatura. Hasta llegué a ser arquero y me iba bien por el tamaño que tenía. Era chévere porque compartía varias posiciones en el terreno de juego cuando uno era más aficionado y con los amigos. Ya después cuando se volvió más competitivo en el colegio era central por izquierda, ahí era donde me desempeñaba mejor.
¿Y de arquero inspirado por René Higuita?
Sí, René fue el bastión de mucha gente, el ídolo y el referente que nos invitaba a soñar en grande y a tener unas atajadas monumentales. Era un monstruo.
¿Alcanzó a estar en la en las divisiones menores de Atlético Nacional?
Sí, tuve la oportunidad de jugar en el Colegio Corazonista en toda mi primaria. Ahí nos entrenaba José ‘Boricua’ Zárate, un gran señor. Después de que me vio competir y me entrenó en el colegio me invitó a que fuera a hacer unas pruebas al Atlético Nacional. Me consiguió el espacio y allá tuve la oportunidad de quedar en el equipo de la categoría, tenía unos 12 años. Tuve la oportunidad de estar dos años en las divisiones menores de Nacional jugando como central.
‘Boricua’ Zárate fue un gran defensor, así que si lo recomendó es porque sí tenía condiciones...
Sí, cuando me lo dijo yo decía, pues yo sí juego bien y me iba bien. Yo tenía buena pegada con la izquierda y él me dijo: ‘es que usted tiene condiciones para llegar al fútbol profesional, anímese y vaya a las pruebas’. Y yo: ‘claro, de una, dónde hay que ir’. Me mandó para La Floresta, una cancha de mucha tradición en Medellín en el barrio La Floresta, una zona muy conocida por sus vacacionales en diciembre y enero con la participación de jugadores profesionales. Allá entrenaba mi categoría, tuve la oportunidad de ir a la prueba y me dejaron allá.
¿Por qué solo estuvo dos años en Nacional?
Me retiré no por el tema deportivo, sino porque en esa época había una situación un poquito violenta e insegura. A cada rato se presentaban balaceras en ese sector y nosotros teníamos que salir corriendo. Entonces mi papá en algún momento decidió que me retirara porque él no quería que yo corriera algún tipo de riesgos. Fui muy juicioso en ese momento y tomamos la decisión de no seguir y que nos diéramos un tiempo a ver cómo pasaba el campeonato. Justo en ese momento el que era el profesor de educación física del colegio me decía: ‘venga Juan, que usted también tiene muy buenas condiciones para el balonmano’. Y me invitó a ser parte de la selección del colegio y ahí al momentico ya era selección Colombia y me quedé en el balonmano.
¿Cree que le hubiera alcanzado en el fútbol para llegar a ser profesional?
Yo creo que sí. A mí me hubiera dado porque me rendía. Muchos amigos me dicen: ‘De la, no sabemos vos por qué no llegaste al fútbol profesional’. Y yo les digo: ‘pues claro, porque me salí muy rápido. Estuve solo 2 años y ya’. Pero creo que pude haber tenido la oportunidad. Ya decirlo con certeza es ser muy sobrado, pero creo que me hubieran dado las condiciones. La vida me llevó a otros lugares y a otras actividades deportivas que también las disfruté y me puso a competir internacionalmente también. Y bueno, después me dio la oportunidad de volver de otra forma al Atlético Nacional.
¿Era un defensa central zurdo del estilo de Alexis Henríquez?
Creo que más bien por la salida con el balón, con buen fútbol aéreo, anticipo. No era tan fuerte como Alexis, era flaco y alto. Pero sí me rendía y jugaba muy bien con el balón. En ese momento no se hacía tanto el inicio desde la defensa, pero sí lo practicábamos mucho. Algo que me llamaba mucho la atención era que muchas veces en los tiros libres a mí me mandaban a cabecear por la altura, pero yo también los cobraba muy bien, entonces yo le decía al técnico ‘déjeme cobrarlo’. De vez en cuando me dejaba cobrar los tiros libres.
También jugó como arquero y finalmente se desarrolló en un deporte en el que se utilizan mucho las manos...
Sí, en el balonmano. En el colegio que yo estudié, el Corazonista, de hermanos españoles. Ellos fueron los que trajeron el balonmano a Colombia. Entonces en el colegio se transpiraba y se vivía era por el balonmano. Los que estábamos en ese deporte éramos los preferidos de los hermanos del colegio. Ahí fue donde yo me enrolé en esa disciplina y me empezó a ir bien, felices de estar llevando cada vez más títulos y trofeos al colegio. Esta disciplina no era tan reconocida a nivel nacional, pero sí a nivel internacional.
¿Cómo fue la experiencia de representar a la Selección Colombia?
Muy buena, competimos a nivel internacional. Recuerdo mucho un torneo en Puerto Rico, en el que le ganamos a los locales y fuimos subcampeones. En la final perdimos con Cuba, que sí era un equipo que ya estaba a otro nivel y que sus jugadores solo vivían de eso. Nosotros no, algunos trabajaban. Era un deporte que aquí no era tan apoyado desde la institucionalidad. Nosotros éramos los que nos costeábamos los viajes. Pero fue una experiencia muy bonita.
¿Hasta qué edad estuvo en el balonmano a nivel competitivo?
Yo estuve casi hasta los 32 años. Me retiré y seguí siendo más recreativo. Mientras trabajaba y estudiaba también practicaba el balonmano y estaba en la selección Colombia, de hecho muchas empresas nos daban el permiso con la licencia no remunerada o algunas remuneradas por efectos de estar representando a la selección Colombia.
¿Cómo tuvo su primer acercamiento con Atlético Nacional y la Organización Ardila Lülle?
“Yo me gradué como contador público, especialista en finanzas, y auditor internacional por el Instituto de Auditores de Estados Unidos. Tuve la oportunidad de trabajar en una firma de auditoría donde hice mi práctica profesional cuando estaba en la universidad y ya después quedé vinculado en esa compañía y trabajé 5 años en esa empresa. Ahí tuve la oportunidad de que me invitaron a hacer sénior de auditoría de Postobón, en la Organización Ardila Lülle. Ahí tenía que coordinar todo lo que eran los auditores de las plantas de bebidas, coordinar todo lo que era el Edificio Coltejer, su oficina central como tal. Y un tema importante es que era revisor fiscal de unas empresas del grupo, entre ellas Edinsa, la empresa de transporte. Otra era Ares, la corredora de seguros, y Atlético Nacional.
¿Ahí no tenía nada que ver con lo deportivo de Nacional?
Yo era el revisor fiscal, empecé a conocer todos los procesos administrativos, financieros, la parte legal, pero sin nada de meterme en temas de gestión ni deportivos, simplemente de los estados financieros, la auditoría y la evaluación del control interno de Atlético Nacional como tal, pero nada que ver con la parte deportiva. Ahí fueron mis primeros pasos.
¿Luego que hizo?
Después me fui a trabajar a ISA, la empresa de transporte de energía e interconexión eléctrica. Esa fue una experiencia muy bonita en esa multinacional porque me abrió mucho el panorama desde el punto de vista de cómo entender los modelos de negocio en las compañías. Esa fue una de las experiencias más bonitas que pude tener porque no solo trabajaba en una empresa, sino que nos tocaba ir a auditar muchas compañías. Entonces conocí procesos diferentes. Yo en un momento estaba en un tema cinematográfico o en estudio de grabación en Codiscos, o en Comfama viendo cómo era el tema subsidiado. O después en Pintuco viendo cómo era el proceso de producción de la pintura. Después en Postobón mirando cómo se hacía la producción de bebidas. Y después en ISA viendo cómo era el transporte de energía, cómo se generaba. Varias compañías que me ayudaron a tener mucha visión. ISA fue una de ellas, donde entré como sénior de auditoría y luego hice parte de nuevos negocios del plan de expansión y de crecimiento del grupo ISA. Me tocaba ir a Perú, a Brasil. De hecho, viví un tiempo en Brasil con una compra que hice ahí de una empresa de transporte de energía en Sao Paulo. Fue algo muy chévere porque veía que estaba teniendo desarrollo profesional. Eso me ayudó a tener una visión empresarial muy chévere.
¿Cómo se dio el regreso a Nacional?
Mi vida era tranquila, cómoda, hasta que me invitaron a ser gerente administrativo y financiero de Nacional. De un momento a otro me llama un viernes en la tarde el Dr Antonio José Ardila, me saluda y después me pregunta cómo estaba yo en la compañía. Después de que le conté todo me dijo: ‘es que yo le quiero hacer una invitación, yo quiero que usted venga a ser el gerente administrativo y financiero de Nacional’. Y yo, ‘ay, Dios mío, este señor me dañó el corazón’. Yo estaba muy bien, pero Nacional en ese momento no estaba tan bien. Eso fue a finales de 2009. Yo llegué en plena crisis deportiva del club luego de haber sido bicampeón en 20207. Pero yo decía voy a ir a hacer lo que me gusta a mí, no tengo que ver con periodistas, perdón que lo diga así, no es por nada malo, sino por el miedo porque nunca me había visto en esa situación de atender medios de comunicación ni nada de eso. Pero yo decía, no tengo que ver con jugadores, no tengo que ver con hinchada, yo arreglo la casa con el equipo para adentro. Solo de lo administrativo y financiero y no tengo nada que ver con lo deportivo.
¿Le dijo que sí enseguida?
Uno bien hincha de Nacional... Yo, Dios mío, ¿será que me la juego? Pero también sabiendo que estaba en una gran compañía. Finalmente tuve una conversación con mi familia. Yo le había dicho al doctor Antonio que me dejara pensarlo y que volviéramos a hablar el lunes. La decisión fue que sí me iba a dar esa oportunidad, porque me gusta mucho el deporte, además de ser hincha de Nacional y poder aplicar eso en ambas partes, estar en el equipo de los amores y practicar la profesión de uno. Le presenté al doctor Antonio una propuesta en la que le decía cómo podríamos direccionar el equipo en un corto plazo, primero el plan de choque que debíamos tener, porque veníamos en esa crisis, y lo otro hacia dónde queríamos visualizar el equipo a futuro. Así fue como empezamos, hicimos ese clip y seguimos para adelante.
¿Y cómo llegó a la presidencia del club?
Yo recuerdo que una de las razones por las que había tomado la decisión de ir a Nacional es porque yo conocía al equipo de trabajo. Conocía al presidente que estaba en ese momento, que era Víctor Marulanda. Conocía el equipo de trabajo desde la parte administrativa y financiera y me sentía cómodo trabajando con ellos. Llevaba un mes apenas organizando todo, entendiendo cómo íbamos a plantear todo, cuando me dice Víctor que creía que ya no continuaba. Y yo: ‘¿cómo así?’. ‘No, yo voy para junta y creo que no continúo más’, me contestó. ¿A quién irán a traer? Pensé. Y ya cuando se da la salida de Víctor me piden que yo quede de presidente encargado y de representante legal también. Pero encargado mientras traían un presidente. Yo hasta pensé que iban a traer un presidente y él vendría con su equipo de trabajo. Bueno, yo estoy atento y cualquier cosa pues busco trabajo nuevamente.
¿Cómo afrontó esa responsabilidad?
Yo tenía una fortaleza que me ayudaba mucho, que es que ya había trabajado cinco años en Postobón, ya conocía la cultura organizacional y sabía qué es lo que quería la Organización para Nacional desde lo empresarial y ya lo había abordado, entonces tenía un un factor diferenciador. Estoy hablando de gerente administrativo y de financiero, no de presidente. Tenía una ventaja comparativa en ese sentido desde lo laboral. A mí me contaban los miembros de junta que ya estaban entrevistando candidatos. Yo mientras tanto seguía haciendo todo el cierre y ejecutando el plan de trabajo que teníamos definido para el inicio de 2010 y lo que se nos venía a futuro.
¿Cuándo le piden ser presidente en propiedad?
En la asamblea de marzo, de entrega de resultados, yo ya llevaba cuatro meses de encargado, armando equipo y todo, y presenté el plan estratégico. Y ahí cuando presento el plan estratégico es que el doctor Antonio me invita y me dice que él quería que yo fuera el presidente del equipo, que si me le medía a ese reto.
¿Qué contestó en ese momento?
Le dije: ‘pues ustedes más que yo conocen mis condiciones, mis cualidades profesionales, mis características y oportunidades de mejora que pueda llegar a tener. Pero si trabajamos todos en equipo y todos tiramos para el mismo lado, yo sé que esto lo podemos sacar adelante entre todos’. Y así fue. Tuvimos momentos difíciles, duros, de ajustes, pero ya después se fueron dando los resultados y fuimos acomodando el equipo y volviéndolo con una sostenibilidad deportiva económica que también era importante.
¿En ese momento estaba preparado para asumir la presidencia y también para salir del club?
Yo en esa asamblea presenté el plan estratégico, lo que pensaba que era el direccionamiento estratégico del club. Y dentro de ese direccionamiento estratégico yo decía que Nacional debía ser el mejor equipo en Sudamérica en los próximos 5 años, pero con un plan de trabajo en el corto, mediano y largo plazo. Y ahí me dice el doctor Antonio en plena asamblea que si me podía salir un momento. Y yo: ‘ay, Dios mío, me echaron o me van a presentar el nuevo presidente’.
¿Y qué pasó?
Cuando entro es que me dice: ‘Yo quiero que usted sea el presidente. Ya lo hablé con los miembros de la junta. Una de las condiciones que quiero es que usted cumpla ese plan que acaba de presentar’. Y yo pensé: ‘ay, Dios mío, hubiera dicho que se iba a estar entre los cinco mejores. Yo dije que el primero en 5 años, Dios mío. Bueno, vamos para adelante’. Y ahí fue donde pensamos en eso, pero yo muy tranquilo en que estábamos haciendo las cosas bien y que presenté un buen proyecto. Ya era que lo ejecutáramos. Y finalmente logramos ejecutar el plan, no a la perfección, pero sí creo que nos aproximamos a cumplirlo en un 100 por ciento.
¿En cuánto tiempo proyectaba ganar un título en la Liga?
Nosotros en 2010 decíamos que 2011 era la meta para ganar el primer título. En 2010 nosotros teníamos como 40 jugadores, muchos en préstamos. Teníamos que volver a cultivar el terreno. A ver cómo estábamos y cómo nos encontrábamos. A identificar quiénes podían continuar dentro del equipo, el cuerpo técnico, jugadores. Teníamos que tomar decisiones para la salida y saber qué vincular para para el equipo. La meta era quedar campeones locales para poder llegar a competir internacionalmente. Cuando contratamos a ‘Sachi’ (Santiago Escobar) a finales de 2010, yo no nunca se lo dije a ‘Sachi’, pero tenía un plazo de un año para quedar campeón.
Y se dio antes...
Lo bueno es que él quedó campeón en los primeros 6 meses, en junio de 2011. Nos adelantamos 6 meses en esa estrategia que teníamos y nos dio la posibilidad de empezar a visualizar jugadores, no esperar hasta diciembre para contratar los jugadores para enero del próximo año. Ya sabíamos desde junio que teníamos una participación internacional, entonces todo ese segundo semestre de 2011 nos dedicamos, obviamente a competir, pero adicional a eso ya con el cuerpo técnico mirar cuáles eran los jugadores que necesitábamos para perfilarnos para competir internacionalmente. Nos propusimos ser un equipo que gustara futbolísticamente y que fuera sostenible económicamente, que no tuviéramos que pedirle recursos a la Organización, tampoco sacar para darle a la Organización, que eso era claro para ellos. Un tema sostenible en el tiempo. Una de las premisas que nosotros queríamos era que si el equipo quedaba campeón, no desbaratarlo, que si había que vender jugadores, pues obviamente se vendían, pero que el que llegara a reemplazarlo pudiera seguir con la misma continuidad deportiva y que no bajara el desempeño del grupo.
En 2014, antes de los cinco años, estuvieron cerca del primer título internacional...
Nosotros no decíamos que de una vez íbamos a ser campeones de Libertadores o la Sudamérica, sino que teníamos que ganar el derecho de competir porque es completamente diferente a nivel internacional. Primero ser protagonistas y reconocidos internacionalmente y después ganar un título. Yo creo que se fue dando de esa forma, fuimos avanzando y ganando títulos en Colombia, volviéndonos consistentes y fuertes dominadores del fútbol en Colombia. Eso nos permitió competir internacionalmente generando esa dinámica, ganando espacios cada vez más, avanzando a octavos, cuartos de final... Y también en la Sudamericana, que en 2014 llegamos a la final contra River Plate. Y ya después sí ganar un título internacional, que para nosotros era un sueño.
¿Usted como muchos hinchas de Nacional considera que parecía más fácil ganar la Libertadores de 2014 que la de 2016?
Sí, yo creo que el equipo venía jugando bien. Si mal no estoy fueron dos contragolpes, nos cogieron mal parados contra Defensor Sporting de local en cuartos de final y uno no puede dar esas ventajas en casa. Perdimos 2-0 y después no fuimos capaces de remontar. Ya pues cogimos la Sudamericana, nos fue muy bien y llegamos hasta la final con River. Creía que para mí se me había adelantado ese direccionamiento estratégico de quedar campeón en el entorno internacional, que lo habíamos puesto a 5 años y era el tercer año que íbamos aplicándolo. Fue maravilloso. Pero creo que todavía nos faltaba experiencia, a los jugadores y tal vez a nosotros como directivos y al cuerpo técnico. Necesitábamos tener ese derecho a piso de jugar finales. Además, nos tocó jugar en la final con un equipo de gran peso como River. Pero ese 2014 fue como un abreboca para poder madurar y aprender un poco más de cómo se manejaban estas finales y creo que a los jugadores también les enseñó mucho haber tenido esa competición. Yo hasta 2016 solo vine a entender por qué habíamos perdido en 2014 y era porque nos faltaba un poco más de experiencia para estar compitiendo a nivel internacional, pero fue muy chévere.
¿Y cómo es ganar una Copa Libertadores?
¡Dios mío! Yo digo que una Libertadores no se gana desde el mismo año. Pues obviamente se compite el mismo año, pero yo creo que es ir armando y consolidando un equipo para prepararse para esa Copa que es tan bonita. Tuvimos fortuna de haber competido bien, de tener un muy buen cuerpo técnico, de haber tenido muy buenos jugadores. Los cambios que se presentaron, nos llegó Miguel Borja en un momento muy importante. En el primer semestre no habíamos tenido ‘9’ fijo porque Jefferson Duque se había ido para México y terminamos jugando con un ‘falso 9’ como Víctor Ibárbo. Competir y recorrer Sudamérica jugando al fútbol y compitiendo al primer nivel. Que nos dieran como favoritos era bonito, pero también una presión más. Siempre decíamos: ‘no somos los favoritos’. Eso era para aterrizar a los jugadores de que teníamos que competir al 100. Fue una maravilla, pasamos por unos procesos muy duros contra Huracán dos veces, contra Rosario Central, Sao Paulo y después llegar a la final con Independiente del Valle, un equipo que venía haciendo las cosas bien. Afortunadamente sacamos un buen resultado en Ecuador y poder traer esa final a Medellín para nosotros era algo bonito, porque no solo era quedar campeones, sino poder quedar campeones de la Libertadores en Medellín, porque la primera Libertadores que tuvo Atlético Nacional fue en Bogotá.
Y cumplió con el plan que presentó...
Fue algo muy bonito, una realización personal muy grande porque ahí sí ya cumplí ese objetivo que a los 5 años logramos poner a Nacional en el primer lugar de Sudamérica. Nosotros decíamos que eso no era casualidad, es una causalidad porque lo trabajamos para conseguirlo y creo que eso va a estar por siempre en nosotros como un mérito deportivo bonito.
¿Sintió que la Copa era de Nacional cuando eliminaron dramáticamente a Rosario Central en cuartos de final?
Yo creo que sí. Tener la personalidad para afrontar ese tipo de situaciones de esa forma fue un paso muy grande. De hecho la misma prensa decía que cualquiera de los dos que pasara entre Rosario y Nacional iba a ser muy opcionado al título porque los dos equipos eran muy buenos. Ese fue uno de los partidos más memorables que hemos tenido. Y a nivel de emociones también, unas situaciones desde la frustración, desde la impotencia, de la rabia hasta el triunfo. Fue algo muy soñado dejando a un gran rival atrás para avanzar a semifinales.
¿Ese equipo de la Libertadores se comenzó a armar desde 2011?
De acuerdo, así es. Eso fue un compendio, desde 2011 empezar a recorrer ese camino, hubo cambio de jugadores, pero al menos quedaba una base. En 2012 yo creo que se quedó esa base. Y de ahí empezar a forjar ese camino a un título internacional. Y pasaron técnicos desde ‘Sachi’, el profe Juan Carlos Osorio, que también le dio mucha consistencia al equipo y herramientas muy buenas. Entonces no solo fueron los partidos de esa Libertadores de 2016, sino un cúmulo de grandes o de pequeños logros. Haber jugado esa final con River en 2014, haber tenido esa experiencia, de levantarnos de partidos y situaciones difíciles. Eso es una bendición muy grande para todos.
El año 2016 fue espectacular para Nacional, pero también hubo un duro momento por la tragedia del Chapecoense, ¿cómo lo vivió?
Uy, eso fue tremendo, durísimo. Y más porque teníamos la ilusión de ganar también la Copa Sudamericana, después de haber ganado la Libertadores. Quedar el mismo año campeón de la Libertadores y de Sudamericana eso no ha pasado nunca. Ya también habíamos sido campeones de la Copa Colombia contra Junior en Barranquilla. Y fuera de eso pensando en el Mundial de Clubes. Estábamos listos para jugar la final, que se jugaría un miércoles 30 de noviembre y Chapecoense venía el 28. Pero encontrarnos con esa noticia de que el avión de Chapecoense se había estrellado fue algo que para todo el mundo nos tomó por sorpresa y también nos invita a reflexionar que los momentos pueden cambiar por alguna situación y desafortunadamente para ellos y nosotros nos cambió. Pero más que eso fue en los corazones y en la tristeza tan grande que nos invadió cuando nos enteramos que ese equipo se estrelló y que había pocos sobrevivientes. Ahí pasa a un segundo plano el tema deportivo y pesa más a lo humano, la solidaridad. Nos enfocamos en tratar de gestionar esa crisis para que se realizaran las cosas que se tuvieran que hacer desde los organismos de socorro. Y prestarle un buen servicio y una buena comunicación a las familias y al club Chapecoense, que tuvieran información privilegiada y que pudiesen estar acá también para nosotros apoyarlos y asistirlos. Fue un tema muy duro que nos tocó vivirlo, tratamos de hacerlo de la mejor forma posible, nos pusimos de acuerdo con las autoridades de Brasil y con la Conmebol en la sesión de la entrega del título, porque no lo habíamos ganado y que ese título se lo entregaran a los dos, fue la solicitud que le hicimos a la Conmebol, que entregaran dos títulos y que no se compitiera en esa final. Pero finalmente ellos por estatutos decían que solo se podía entregar a uno y finalmente acogieron la recomendación de nosotros que se lo entregaran a ellos. La Conmebol nos manifestó que nos iban a recomendar también con la FIFA para el tema de Fair Play.
¿Ustedes también viajaron en ese avión?
Sí, nosotros tuvimos la oportunidad de viajar en ese avión en algunas ocasiones y nunca se presentaron emergencias como tal. Todo esto nos deja la enseñanza de que la vida hay que valorarla, sentirla, vivirla. No podemos dejar nada al azar y no podemos dejar de decir un te quiero, dar un abrazo, tenemos que despedirnos siempre de la familia cuando vayamos a salir a trabajar o en una llamada decir te quiero. Porque en cualquier momento ya no vas a estar para decirlo. Entonces creo que nos enseñó mucho a reflexionar sobre la vida.
¿En su presidencia se preocupó mucho por la parte humana y por fortalecer debilidades que tenían los futbolistas en lo personal?
Sí. Desde la formación empresarial que tuve en algunas empresas siempre veía y admiraba mucho todo lo que era el modelo de gestión humana. Y había muchas que si bien están orientadas a los resultados, también a que esos resultados los construyen las personas. Y en el caso de un equipo de fútbol mucho más. No es una planta de producción, no es una central de energía, no es una empresa de transmisión, sino que son las piernas, el corazón, la cabeza de los jugadores, la familia. Todos esos individuos arman un equipo, una empresa. Entonces desde lo administrativo poder fortalecer muy bien lo personal. También desde la infraestructura física, los escenarios, la logística, la alimentación, los gimnasios, la rehabilitación, los hoteles, tantas cosas que nosotros teníamos que hacer para orientar el equipo. Una de las partes fundamentales que yo siempre exponía en los grupos primarios y ante la junta directiva es que los jugadores se tenían que ir mucho mejor de lo que llegaron a Nacional desde su formación personal, desde su estructura mental y desde la toma de decisiones para la vida como tal. Y vinculando mucho a las familias con emprendimientos, el manejo de finanzas personales, de la fama, de la sexualidad, el alcoholismo, la drogadicción, hablarlo desde las divisiones menores porque es algo complicado y que lo tiene uno que hablar abiertamente. El manejo de los medios de comunicación, de una entrevista. Eran tantas cosas que sé que teníamos que gestionarlas y que nos gustaba fortalecerlas y los mismos jugadores se interesaban. Con el tiempo se fue generando esa unión y esa cercanía.
¿Qué consejos puntuales daba?
Hasta la misma parte administrativa, de oficios generales, del archivo, contabilidad, tesorería... A mí me gustaba mucho preguntar quién tenía casa propia. Les decía armen su plan y ahórrese su cuota inicial, un banco les puede prestar la diferencia y terminen de pagar el apartamento. Son cosas que llenan de alegría y de satisfacción de que pudimos contribuir a la mejora de cada uno de los compañeros de trabajo. Y el buen trato, para mí eso era muy importante, trabajar desde el ejemplo porque de nada sirve que yo le pida a la gente que no trate mal a sus colaboradores cuando yo soy el primero que los trata mal. También con los pies en la tierra, porque muchas personas cuando llegan a Nacional ya se creen como de mejor familia. Hasta profesores de divisiones menores ya se la creían, entonces era decirle: venga, que nosotros estamos acá es para servir.
¿Cómo es la historia del día que Dorlan Pabón iba a firmar el contrato y no sabía leer?
Dorlan cuando llegó a Nacional en 2010 quedamos de encontrarnos en el estadio para firmar el contrato. Ese día había un partido en la noche. Cuando me entregaron los papeles me senté con él a revisarlos. Pero él me dijo: 'no, hágale así, yo firmo, yo creo en usted, está todo bien’. Yo le pregunto: '¿pero usted ya lo leyó? ¿Lo entendés?' Y se quedó pensando y me dice: ‘es que yo apenas estoy aprendiendo a leer’. Entonces le dije: ‘no, venga hijo, hagamos una cosa, no hay lío, el contrato está bien, pero yo lo voy a invitar a que no lo firme todavía, juntémonos mañana en la oficina y yo le explico más o menos la generalidad y ya después miramos cómo hacemos’. ‘Bueno, presi, ¿pero no hay lío, si me va a firmar?’, me dijo. Y yo: ‘claro, yo antes le estoy diciendo es para tener el tiempo para explicártelo bien’. Y ahí fue cuando le dije: ‘muy bacano que estás aprendiendo a leer. Si quieres te pongo también el equipo de gestión humana a disposición para que puedas hacerlo con nosotros’. Dorlan ya venía en ese proceso y llegamos a sumar. Y ya después ver a Dorlan cuando jugamos una final y él leyendo una frase célebre en la charla técnica, eso ya uno decía, qué belleza, qué belleza. Una persona que se quiso superar.
¿Qué otros casos recuerda?
Recuerdo el de Felipe Aguilar, que mientras jugaba también estaba estudiando su carrera de manera virtual. Y nosotros apoyándolo. Pacho Nájera, por ejemplo, también estudiaba y me decía: ‘venga, presi, explíqueme cómo es esto’. También teníamos un convenio para las divisiones menores con una institución educativa. Y también inglés. Los muchachos de las divisiones menores llegaban a estudiar y entraban a una sala de reuniones que nosotros teníamos y allá se conectaban y estudiaban de manera virtual el inglés. Yo decía que estos pelados se están proyectando para el futuro, capaz que vayan a una liga competitiva a nivel internacional y que les vaya a servir el inglés. Era muy bonito darle las herramientas para que ellos pudiesen formarse, capacitarse y ser integrales.
¿Algún jugador de renombre que hayan estado cerca de contratar durante su presidencia?
A mí me gustaba mucho Alexis Sánchez, pero era muy complicado. Pero sí hicimos el intento de traer al peruano Paolo Guerrero, que estaba en Brasil. Cuando trajimos a Borja en 2016 pensamos en Paolo Guerrero y en Hernán Barcos, a quien años después lo contrataron. Mi primera opción era el peruano, pero no se pudo porque valía como 7 millones de dólares. Pero hicimos un ejercicio muy interesante porque Borja llegó y cumplió a la perfección. También estuvimos detrás del delantero chileno Eduardo Vargas. Lo intentamos traer cuando estaba en la Universidad de Chile en 2012 cuando jugamos contra ellos. Recuerdo que pregunté por él y me dijeron lo acabamos de vender a Europa, al Napoli, como en 12 millones de dólares.
¿Cómo fue la polémica llegada de Macnelly desde Junior en 2015?
Era la tercera vez que lo contratábamos. La primera en 2011, cuando lo trajimos del Colo Colo. Luego lo vendimos en el segundo semestre al San Luis y en 2012 lo trajimos otra vez desde el club mexicano. Ya después lo vendimos para Arabia. Y desde Arabia se terminó yendo para Junior. Estando en Junior el cuerpo técnico de Reinaldo Rueda me lo pidió nuevamente porque no lo pensábamos traer. Hablamos con él y me dijo: ‘Presi, yo tengo un inconveniente con el equipo de Arabia, pero si usted me puede ayudar a solucionar eso, eso es parte de la compra y ya, pues entonces hágale, pues yo para negociar no tengo lío’. Me di a la tarea de hablar con ellos y con los abogados, y con el abogado que nosotros teníamos le dije cuál era la situación que tenía. Finalmente terminamos con un acuerdo, un acta de transacción y dejaron en libertad a Macnelly y él se vino a ser parte del equipo. Fue algo difícil, pero cuando uno quiere las cosas hay que organizarlas, todo se alinea y sumando desde lo financiero, desde lo tributario, desde lo legal y lo jurídico, identificando cuál pudiese ser la mejor opción para poder traerlo y obviamente dejar tranquilo al jugador y que ya pudiera estar compitiendo sin un proceso legal con un club. Además, era un jugador que nos podía llegar a sumar. Hicimos ese cierre después de que Junior no quiso aplicarlo o hacer esa misma estrategia con el club árabe. Macnelly quería solucionar esa situación que tenía y nosotros le brindamos esa oportunidad para poder hacerlo.
¿Por qué dejó la presidencia de Nacional?
Cuando quedamos campeones de la Libertadores yo dije que ya había cumplido un ciclo. Ya llevaba casi 7 años en Nacional. Y de verdad el tema también de Chapecoense nos golpeó mucho. Nosotros con tanta viajadera yo no paraba en casa, por los partidos, por reuniones en la Dimayor... Era una una dinámica muy dura de trabajo. También cuando uno decide construir familia es para construir juntos. Y no me estaba gozando ese aspecto de mi vida, de papá. Así que llegó el momento de tomar esa decisión. Cuando llegó el Mundial de Clubes tuve la oportunidad de hablar y hacer un plan de salida tranquilo, aunque se especula muchas veces, pero no hubo líos. Y de verdad eso fue un momento lindo también que ya hay que ir cortando, aunque el fútbol no me deja. Me siguen invitando al fútbol aficionado, otros equipos profesionales, un consejo... Entonces uno ahí se mantiene, no directamente, pero sí aprendiendo porque el fútbol va evolucionando. Ahora desde el Concejo trabajando mucho por el deporte aficionado, temas de discapacidad me llaman mucho la atención, de la primera infancia, los adultos y habitantes de calle. Hay tantas cosas que hay que mejorar y prestarle atención. Ojalá que la vida me permita tener tiempo y conseguir recursos monetarios con fundaciones para poder ayudar más a la comunidad, a los niños y a tanta gente que lo necesita.
¿Volvería a la presidencia de Nacional?
Uno no puede descartar eso porque es muy lindo. Pero yo creo que hay un momento muy bonito de Nacional, siempre voy a desear lo mejor para los directivos, los dueños del equipo. Me alegra mucho que haya llegado Sebastián (Arango), un gran ser humano, y que las cosas se hayan vuelto a integrar nuevamente con la hinchada, volver a esa cercanía y hacer equipo entre todos. Pero uno nunca descarta esas posibilidades, pero hoy no lo tengo como prioridad, lo digo con respecto, pues no me desvelo ni es un tema aspiracional. Si llega habría que considerar esa posibilidad, no me niego tampoco a eso, pero igual estoy en este momento viviendo lo del Concejo. Digamos que ya con la familia más consolidada y con otros proyectos que me ayuden a estar más estable, entonces si pasa pues se analizaría.
¿Cómo tomó la decisión de meterse en la política y de lanzarse al Concejo?
Uno siempre ha estado muy orientado al tema social y queriendo mucho esta ciudad, y siendo conocedor y cercano al alcalde Federico Gutiérrez, porque cuando llegó la primera vez a la Alcaldía en 2016 yo estaba en Nacional. Tuvimos muchas cosas en común y eso nos unió mucho. Cuando salí de Nacional tuve la oportunidad de ser asesor en el Inder y me gustó mucho porque trabajamos todo lo que tenía que ver con convivencia y muchos temas sociales. Cuando se lanzó a la presidencia estuvimos apoyándolo, queríamos que él fuera presidente de Colombia, no se dio pero finalmente se decidió para ser alcalde de Medellín y dijo que lo acompañara desde del Concejo. Y yo le dije, ‘Pues dale, Fico, si vas a construir ciudad, si vamos a construir país, cuente conmigo. Yo no soy político, usted sabe cuáles son mis capacidades y vamos para adelante'. Fico me dijo que quería a alguien más del sector empresarial, que conozca la realidad de las problemáticas, que conozca de finanzas y obviamente que sea un líder deportivo para que trabajemos mucho el desarrollo del deporte. Me invitó, me lancé y gané. Me apoyó mucha gente, la gente muy linda, muy especial. Y aquí ya empezando el segundo año de concejal esperando que nos vaya bien.
¿Le gustaría seguir ligado a la política y aspirar a otros cargos?
En realidad inicialmente yo soy de los que me gusta pensar primero en lo que estoy. Entonces ser uno de los mejores concejales de Medellín, estoy entregándome para eso y cumpliendo mis obligaciones como concejal. En ese ejercicio político apoyar todas las iniciativas y ser una parte cercana entre la comunidad y la Alcaldía como tal para poder desarrollar proyectos en la comunidad. En el momento no me visualizo si quiero continuar en una línea política. Estoy en el momento de estar acá, quiero gozármela y aprender mucho. Eso es un aprendizaje importante, yo creo que conocía la ciudad, pero uno apenas se da cuenta todas las dinámicas y situaciones cuando está en uno de estos cargos. Entonces es ir paso a paso, ir aprendiendo, ubicándose en este contexto nuevo y poder estar lo mejor preparado para poder apoyar más a la ciudad.