En el tapiz del velódromo de la Videna, la lucha grecorromana vivió una de esas jornadas que permiten leer el pulso de un país. Colombia salió a competir con determinación, combate a combate, y terminó celebrando un oro y dos platas que resumen una actuación estratégica.
Desde las primeras horas, los luchadores colombianos dejaron claro que el día tendría color tricolor. Carlos Muñoz, en los 87 kg, abrió la jornada con una superioridad que silenció cualquier duda: un 9–0 frente al panameño M. Brown, ganando por superioridad técnica y mostrando una contundencia que anticipaba un camino largo. Más tarde caería en su segundo combate (4–7) ante el venezolano L. Avendaño, en un duelo físico y áspero que anticipó una final de alto voltaje.
En los 77 kg, Jair Cuero caminó con la serenidad de quien conoce su oficio. Primero derrotó 9–4 al chileno E. Bernal y luego, con una exhibición táctica, venció 8–0 al venezolano L. Cordero. Cada punto parecía calculado, cada agarre pensado. Cuero avanzó sin titubeos: era evidente que estaba construyendo algo más grande.
En los 67 kg, Julián Horta protagonizó el combate más dramático de la clasificación: un 9–8 contra el venezolano N. Marimón, un pulso que agotó a ambos y exigió precisión hasta el último segundo. Su segundo combate fue un choque frontal con el ecuatoriano A. Montaño, quien se impuso 7–4 y dejó al colombiano con una mezcla de frustración y convicción para la final que vendría.
El telón final: un oro sólido y dos platas que saben a batalla
Con la tarde entrando en dorado, llegó el turno de las finales y la jornada se convirtió en una demostración de carácter colombiano.
Jair Cuero cumplió el destino que venía insinuando desde su primer combate. Volvió a enfrentarse a L. Cordero y volvió a dominarlo. Técnica limpia, control del centro del tapiz y manejo del ritmo para cerrar una actuación sin grietas.
Cuero no solo ganó: convenció. Y se proyectó hacia su próximo reto, el torneo Panamericano en Panamá, clasificatorio a los Juegos Centroamericanos.
En un combate táctico, intenso y enredado por momentos, Julián Horta cayó nuevamente ante el ecuatoriano A. Montaño, quien supo capitalizar pequeños errores del colombiano.
La final de 87 kg repitió el duelo de la clasificación: Carlos Muñoz contra L. Avendaño. El venezolano volvió a imponer su fuerza y ritmo, pero Muñoz resistió, ajustó y buscó espacios hasta el final. La medalla de plata fue un premio a una jornada donde lo entregó todo.
Información del Comité Olímpico Colombiano.



