Barranquilla. El patinador nos contó su historia deportiva y también cómo le va en sus clases en la Universidad de la Costa.
Por: Ronald Soto Toncel.
Desde niño, Alex Cujavante se acostumbró a imponer su ley en las pistas de patinaje, logrando que, casi siempre, el veredicto sea con triunfos y títulos para él.
Ahora, mientras se alista para disfrutar de sus años últimos años como deportista profesional y vive su incipiente etapa como padre, se le midió a una nueva carrera en la que buscará conseguir un nuevo título, el de abogado, con el que también tratará de hacer cumplir la ley.
El múltiple campeón mundial de patinaje, que es patrocinado por la empresa Tecnoglass, nos contó cómo ha sido su experiencia como estudiante de Derecho en la Universidad de la Costa. Además, hizo un repaso de lo que ha sido su exitosa trayectoria en el deporte.
El patinador barranquillero, de 25 años de edad, es nuestro invitado a Esta Es Mi Historia.
¿Cómo comenzó en el patinaje?
“Yo empecé muy pequeño, a la edad de 5 o 6 años. Comencé siendo hockista y lo alternaba con el patinaje. A los 9 años me decidí ya del todo por hacer patinaje. Empecé en categorías menores, era muy habilidoso, era muy bueno en esas categorías y a partir de los 15 años integré mi primera selección Colombia”.
¿Siempre patinaje o intentó practicar otros deportes?
“Yo era muy malo en esas cosas, intenté jugar béisbol, malísimo; futbol, me lesioné parando una pelota dizque jugando de arquero. Me fue mejor en natación. En el Sagrado Corazón, donde hice mi primaria, fui buen nadador. Asistí a varias competencias de interclubes y de Intercolegiados. Esos fueron los deportes que practiqué con más constancia de pequeño. Baloncesto también”.
¿Su padre siempre ha sido su entrenador?
“Toda la vida ha sido mi papá mi entrenador. De pronto la gente ha tenido algunos conceptos de que él en algún momento no me entrenó, o lo hizo ya a la edad avanzada o cuando no era de categoría prejuvenil. Mi papá es licenciado en educación física y buscó ayuda para entender más el patinaje de carrera, porque él era entrenador y era el mejor en hockey, él ganó antes que me tomara a mí como patinador del todo. Había ganado dos Juegos Nacionales con el equipo de hockey de mayores. También me ayudó Orlando Cortines, que es un cartagenero que hizo parte del proceso de Elías del Valle. Cuando Elías inició, él era el entrenador jefe de la escuadra. Orlando para nosotros fue como nuestro Sensei dentro de lo que respecta al patinaje. Después de los 17 años nosotros nos fuimos desvinculando un poco de Orlando y ya la batuta la fue tomando mi papá, pero siempre fueron los dos”.
Cuéntenos cómo fue la experiencia del primer viaje internacional...
“Esa vez íbamos para Guarico y mi papá me dijo: ‘bueno hijo, nos vamos pa’ Venezuela a una competencia. Nos vamos en bus’. Y yo todo animado. Ese fue un viaje larguísimo. Pero cuando te digo larguísimo, es larguísimo, tanto así que mi papá me dijo: ‘yo te prometo que no vuelves a viajar en bus, vas a viajar en avión’. Todo por la fatiga que fue eso, porque obviamente tuvo consecuencias en mi rendimiento. Imagínate, más de un día y medio viajando en ese bus, uno llega mamado a competir. Pero al final fue bacano, pasamos por Caracas y lo terminamos disfrutando”.
¿Recuerda a qué edad ganó su primera medalla a nivel nacional?
“Fue en Barrancabermeja. Yo tenía poco tiempo de haberme recuperado de la fisura que me había hecho jugando fútbol. En ese momento premiaban a 8 competidores. Y después de un año de no haber ganado una medalla me gané esa, quedé de quinto en la prueba critérium. Recuerdo mucho eso en Barrancabermeja, tenía como 11 años”.
¿Cuándo fue su primer Mundial?
“En 2010 en Guarne, Antioquia, fue mi primera experiencia como integrante de una selección Colombia. Guarne ha sido parte de mi vida. Guarne me entregó un campo de concentración, me entregó una muy bonita y hermosa pareja, me entregó un hijo y me ha entregado la facultad de poder desarrollar mi preparación de una manera bacanísima. Para mí, Guarne automáticamente es como cuando aparece Goku entrenando en el Templo Sagrado, así explícito para mí es Guarne”.
¿Y por qué terminó siendo tan es tan especial ese municipio antioqueño?
“Fíjate que Guarne llega a mi vida de una manera extraña, algo como de esas cuestiones de la vida. Pasó lo del Mundial y con mi familia, hablo de mi familia porque también es mi equipo de trabajo, mi papá, mi mamá, todos tenemos un granito de arena; ahí dijimos que debíamos buscar una ciudad de altura porque yo me estaba preparando y mi visión era ser fondista, entonces necesitamos altura, así que dije ‘¿por qué no nos vamos a Guarne?’. Yo sabiendo lo que me recordaba y me llevaba Guarne. Y empecé a asistir a Guarne en periodos, pretemporada, iba y me preparaba para un campeonato y me empezó a gustar y a darme resultados, me empecé a sentir bien, me empecé a sentir cómodo hasta que me decidí irme a vivir a Guarne y los últimos 4 años era mi casa, yo vivía allá 100 %”.
Y justamente en el Mundial de Guarne se presentó la situación en la que perdió el oro por celebrar antes de cruzar la meta, ¿cómo superó eso?
“Fue en mi primer Mundial en 2010 con la selección Colombia. Para mí esa experiencia en mi vida fue un antes y un después, porque yo siempre lo digo: si a mí no me hubiese pasado eso que me pasó, yo muy seguramente no hubiese sido un corredor muy competitivo, o sea un man que le gusta superarse, ir más allá de solamente ganar. Entonces Guarne 2010 a mí me marcó, fue difícil, imagínate la burla, la jodedera, el tema de salir en redes sociales, el video en YouTube... Pero bien, bacano, se le sacó el lado positivo a la vaina. Pero ya después de eso vino lo que había detrás de ese momento de burla, que era como que hizo una persona diferente en el patinaje”.
Tres años después aseguró su primer oro mundial...
“Sí, así es, el primer título mundial llegó en Bélgica 2013, en mi último año como juvenil”.
Y luego muchas medallas doradas más...
“Sí, en eliminación ruta, maratón, combinada... La única prueba que me falta por ganar es la prueba por puntos ruta a nivel mundial, porque ya la he ganado a nivel nacional. Desde 2013 hasta la fecha de hoy que he pertenecido a la selección Colombia de patinaje he tenido títulos mundiales, la única vez que no estuve fue en el Mundial del 2015, porque en 2012 fui de invitado a Corea y no gané, pero de ahí para delante siempre, en Bélgica, Argentina, China, Holanda, Barcelona, Guarne”.
¿El primer título en mayores dónde fue?
“En China, la primera medalla de campeonato del mundo. Fue la primera vez que yo vi llorando a mi papá, yo nunca había visto llorando a mi papá y en esa oportunidad lloró por esa medalla. Yo eso lo tengo explícito cada vez que voy a buscar un nuevo título, una clasificación, siempre me viene esa imagen de mi papá verme llorar y diciendo lo orgulloso que se sentía, que había sido algo muy duro. Para él en ese momento si yo me retiraba ya estaba hecho: ‘fuiste campeón del mundo en mayores, ya hice mi trabajo’, me dijo. Eso es un muy buen recuerdo de la competencia”.
¿Cómo ha sido año por año su experiencia en mayores?
“En mayores estoy desde 2014. En ese año fue un subtítulo. En 2016, campeón; en 2017, campeón, en 2018 otra vez campeón y en 2019 también campeón”.
¿En Bolivarianos, Suramericanos y Panamericanos cómo le ha ido?
“Es algo bonito, algo muy especial, desde Bolivarianos hasta Panamericanos. Gracias a Dios pude hacer el ciclo Olímpico completo y en todos sacar oro, Bolivarianos, Suramericanos, Centroamericanos y Panamericanos, desafortunadamente nuestro deporte no es Olímpico, pero hasta donde llega pude hacerlo de manera exitosa”.
¿Cómo fue el momento en el que le dijeron que el Patinódromo de Barranquilla llevaría su nombre”
“Eso fue algo muy especial, muy bacano, tuvo la magia en esa oportunidad el alcalde que estaba en turno, que era Alejandro Char, que es un muy buen amigo. Yo nunca me imaginé que la pista iba a llevar mi nombre, yo pensaba que de pronto me harían un homenaje, al estilo de él. Pero antes de irme a Bogotá a la concentración con la Selección el man me manda una foto y yo: ‘¡ay, ¿esta foto qué?!’ ‘Aquí te dejo’. Y yo ‘ajá, ¿y eso qué es?’, le pregunté. ‘Que el Patinódromo va a llevar tu nombre’, me dijo. Eso fue algo muy bacano que a mí me marcó mucho. Obviamente eso no solamente fue de él, sino de todos los barranquilleros, de todas las personas que hacen parte de la cultura deportiva de nuestra ciudad. Imagínate el hecho de tener un escenario con vida deportiva, poder disfrutarlo, ser parte de él y estar activo en nuestra profesión, eso es una vaina del carajo”.
¿Disputar los Centroamericanos en escenario con su nombre le dio más motivación o presión?
“Más motivación que presión, porque a mí el tema de la presión, afortunadamente tengo que decirlo así, siempre me ha jugado un muy buen papel. La presión yo la resumo en un objetivo, por eso te digo que soy muy competitivo. La tomo como que hay la opción de ganar o perder, porque así es el deporte de alto rendimiento, ganas o pierdes, porque te marcas un objetivo. Entonces la presión yo la manejo de esa forma y es más emoción, más responsabilidad, más orgullo, más sentimentalismo”.
¿Y qué significó ganar en su escenario?
“Yo lo voy a resumir como siempre lo digo: eso fue algo épico, inolvidable, fantástico, porque ver no solamente en el momento el reconocimiento que tenía por las personas que estaban ahí, los periodistas, fue más que todo mi familia, los amigos con los que yo he compartido, mis compañeros de vida, vecinos, conocidos que sabían desde hace mucho tiempo lo que a mí me había sucedido, hasta dónde iba llegando y lo que había hecho, verlos aplaudir, verlos cuando se bajaban de la grada a decirme 'bacano, campeón, eres el mejor'. Entonces imagínate todo ese sentimentalismo que sucedió en esos dos días de carreras”.
¿Quién ha sido su gran rival?
“Yo he tenido varios y los he tenido por épocas. Por ejemplo, cuando ingresé a mi último año en juvenil e inicio de mi categoría en mayores la delegación del Valle del Cauca era muy fuerte. Después pasé a tener muy buenos competidores en Europa como lo eran Felix Rijhnen (Alemania), Peter Michael (Nueva Zelanda), Ewen Fernandez (Francia), que en el mundial de Argentina me ganaron. También el belga Bart Swings. Pero Colombia, con todo el equipo de trabajo y los diferentes compañeros, somos en la actualidad los número uno en el fondo, lo digo con mucha humildad. Ya en estos momentos a Colombia y a Cujavante lo ven como un referente, un ganador, un man especialista en pruebas y que actualmente tiene el título del mejor competidor de la prueba de eliminación en pista”.
¿Por todo ese potencial de Colombia duele más que el patinaje no sea deporte olímpico?
“Duele bastante porque si te das cuenta el patinaje todo el mundo lo practica, cualquier niño de chiquito pide unos patines, cualquiera ha dicho yo quise ser patinador o patiné. El patinaje ha sido el deporte que más títulos mundiales le ha dado a nuestro país. Por circunstancias políticas, de marketing, de gestión, de diferentes cosas, no somos Olímpicos. Duele porque uno sabe que si nosotros estuviésemos en el programa Olímpico seguramente Colombia tuviese más medallas, hablando desde la perspectiva de la realidad, no metiendo el corazón, sino la realidad”.
¿Qué le hace falta por conseguir?
“Me hacen falta algunos temas por ganar, pero yo siempre lo he dicho que lo más quiero, por encima de cosechar miles de títulos mundiales, miles de eventos, es poder ganarme la medalla de trascender a la historia. A mí me encanta la historia, me encanta cuando escucho que hablan de Diego (Rosero), de Cecilia (Baena), de Berenice (Moreno), Jercy (Puello), de Anderson Ariza, eso me fascina. Entonces eso es lo que yo más trabajo para que cuando me retire digan que ‘en el patinaje colombiano el barranquillero, el negrito Álex Cujavante, te acuerdas que él hizo tal cosa’. Eso es lo bacano, eso es por lo que trabajo a diario de verdad”.
¿Cuántos años le quedan en el patinaje profesional?
“Nuestro objetivo con el equipo de trabajo es hacer nuestro último ciclo de Juegos Nacionales, el último ciclo del tema Olímpico hasta Panamericanos y cosechar los mayores títulos posibles para Colombia. Ganar las diferentes competencias internacionales. Yo estoy innovando y sigo innovando porque es una realidad gracias a muchos patrocinadores que están y me van a apoyar, porque entienden el mensaje de innovar en el tema de las maratones, hacer parte del circuito profesional de maratones”.
¿Y cómo le va en la carrera de estudiante de Derecho en la Universidad de la Costa?
“También es algo bacano ejercer ahora en el ámbito de estudiante, es una responsabilidad bacana, porque uno está acostumbrado a dominar. Al atleta le gusta dominar y saber qué es lo que hay en el campo. Y ahora fui primíparo en primer semestre de Derecho. El tema de los profesores, de los compañeros, de la nota, de estudiar, de repasar, de preocuparte por el parcial es algo bonito. Y la Universidad de la Costa, en cabeza de su rector Tito Crissien, que ha sido un bacán, que me ha apoyado, que me entendió y me abrió los espacios para que yo pueda entrenar y estudiar al mismo tiempo, entonces ahí vamos. Aprovecho para mandarles un saludo a los profesores, que no me jodan tanto, que la cojan suave”.
Es grato contar con todo el respaldo de @UniCostaCOL para seguir construyendo objetivos. Hoy finalizamos el primer semestre de derecho y seguimos paso a paso meta por meta @TITOCRISSIEN 🌍 pic.twitter.com/ZvxfuuqllH
— Alex cujavante luna (@alcujavante) June 4, 2020
¿Por qué se inclinó por ser abogado?
“Escogí el derecho porque pienso que de pronto en sí la realidad para el proyecto que yo quiero de mi vida, que es no desvincularme del patinaje y del deporte, puedo aportar a la sociedad desde un punto de vista público. Entonces yo creo que el derecho da muchas herramientas para ese tema, te prepara, te instruye, te da mucha sapiencia y muchas herramientas para poder ejercer un tema público y ayudar, sobre todo ayudar, es más bacano dar que recibir”.
¿Cómo hace esa combinación de deporte y estudio?
“El tema del estudio ahora de pronto no es un poco complicado, sino demanda más concentración porque de igual forma estudiar desgasta, la mente se ocupa, pero es todo de compromiso y de voluntad. Por ejemplo, yo me despierto a las 6:00 de la mañana y tengo clase a las 9:30, entonces hago mi rutina, mis entrenamientos, paso a estudiar y a las 12 o 1 ya estoy libre; descanso y luego voy a mi entrenamiento a las 5-6 de la tarde. Ya yo sé que no puedo trasnochar tanto, de pronto si antes veía o hacía algo de noche ya tengo que acostarme temprano para el siguiente día madrugar, las horas de dormir son más sagradas de lo que eran antes. Ahora por el tema del Covid-19 todo es virtual, porque antes yo lo estaba haciendo de manera presencial”.
Primíparo como estudiante y como padre, ¿qué tal la faceta de papá?
“Bueno, eso es algo bonito, agradable, es una nueva carrera que hay que afrontar. La diferencia en esta carrera es que yo voy aprender de él y él va aprender de mí, ahí nos vamos complementando. Uno aprende y entiende muchas cosas de los papás. Por ejemplo, cuando yo cargué a mi bebé estaba mi mamá conmigo, y yo cuando se lo entregué a ella le dije: ‘mami, gracias’. Lloré con ella, le dije que entiendo muchas cosas. Es algo especial ser papá”.
¿Le gustaría que su hijo también sea patinador?
“Nojodaaa, yo le dije al oído: ‘hijo, si tú quieres ser patinador, tienes la vara alta, yo te voy a apoyar porque yo te apoyaré en lo que tú elijas; pero si tú quieres ser profesional, tienes muchas cosas por hacer. Y se lo dije en el aspecto de cualquier deporte, porque yo fui atleta y a mí me enseñaron que hay que apoyar en el deporte que sea, porque el deporte transforma vidas y es una muy buena herramienta. Pero entonces el momento de ser profesional ya es otro show, ya es otro cuento, requieres de otras cosas para poder llegar al objetivo. Pero bacano que practique cualquier deporte. Si quiere patinaje tiene un trabajo duro”.
¿No le exigirá que sea patinador, pero sí hincha de Junior?
“Ya eso le he dicho. Loco, yo lo único que te pido es que seas hincha de Junior, más nada, que comparta ese sentimiento conmigo. Vamos a ver qué pasa porque la mamá es paisa. Imagínate esa vaina, yo viendo un partido de Junior vs Nacional y este pelao gritando ¡vamos mi Nacional! Ñerda, provoca meterle una patada, jajaja”.
¿Cómo va su fundación?
“Bien, gracias a Dios. Espero seguir aportándole a mi fundación, seguir dándole todo mi apoyo a esos niños, poder ejercer en algún cargo donde yo le aporte a mi deporte o le aporte a la sociedad. Y de ahí pa’ delante ir escalonando en todo este tema público. No tengo afán, yo soy partidario que la misma vida, por los esfuerzos, lo que uno haga, lo que uno cosecha, así mismo lo va poniendo en su lugar. Entonces que en el futuro las acciones que la vida lo va poniendo acorde en lo que uno quiera. Pero en eso es en lo que yo me veo, desde el tema público ayudar a la gente, que muchos deportistas no pasen lo que a mí me tocó, que no fueron inicios fáciles, que a través del deporte entendamos la importancia de ello. Quiero, con mi experiencia, ayudar a hacer un mundo mejor, que es lo que al final todos queremos”.